Maritza no dejaba de llamar, y diciéndome que no me iba a invitar a su boda. Como también me llamaba para tener sexo, la verdad es que también tenía ganas de tener sexo con ella, como a la vez también quería hacerlo con María. Con María nos volvimos buenos amigos, nos contábamos de todo, y empezó a haber química, y no me importaba su edad, realmente me sentía cómodo con ella.
Debo admitir que empezaba a extrañar el placer de hacer el amor con una mujer. Y en este mundo donde (gracias a otros arrechos como yo) se volvió muy sexual, y por cualquier lugar donde iba, mi mente se nublaba con el sexo de la calle. Tenía miedo de convertirme en un sucio parroquiano.
El sol ya se había ocultado, y los bohemios empezaron a salir de sus casas. Para mi suerte, mi padrino es bohemio, y yo termino como el joven aburrido (o quizás estúpido por no salir con sus amigos), cuidando la casa. Bueno me “divertía” escuchando a Daniel F, representando al “trova”, acompañado del whisky, que le regalaron a mi padrino, y cigarrillos. Todo iba normal, aburridaso, escuchando las penas de D.F., hasta que por fin sonó mi celular, era un amigo del instituto.
-Dime Diego, ese milagro que me llamas- le dije muy alegre, pues estaba algo mareado por el whisky.
-Hola, la verdad no me siento bien- lo dijo con mucha tristeza.- Lucia acaba de terminar conmigo.
Mierda, otro pobre idiota llorando por su “amada”.
-Bueno la verdad no sé qué decirte, ya sabes lo que pienso respecto al amor.
-Si lose, pero es que quiero que me ayudes, por favor.
No sabía que decirle, y solo le dije si quería acompañarme, no tenía ganas de salir. Lo invite a mi casa, le dije que podríamos tomar unos tragos y escuchar música, no le quedaba otra opción que venir, sabía muy bien que yo no iba a salir.
Cuando llego no dejaba de hablar de Lucia, la verdad es que preferí escuchar a Daniel F, criticando a la vida y mandando a la mierda al colegio, que a Diego hablando de un mundo de fantasías. Pero Diego era un amigo especial, gracias a él ingrese al instituto, me había pasado todo el examen resuelto y pude ingresar.
-La verdad es que quiero llamarla, y decirle que la amo- lo dijo con mucha pasión-, que no puedo dejar de pensar en todo esos momentos maravillosos que pasamos. Ahora no se qué hacer, ella era mi todo. Me siento solo.
Estaba a su lado, y decía que se sentía solo, yo simplemente me reía. No quería comentar nada, terminaríamos discutiendo por culpa de un problema como es el amor. Así que le serví más whisky, dándole ánimos y diciéndole: “nunca sabes lo que tienes, hasta el día que lo pierdes”.
Todo iba bien hasta que empezó a sonar la canción “Baticinios de Interludio” de D.F., Diego no soporto y empezó a llorar, el pobre estaba muy triste, sentía una gran impotencia por no poder ayudarlo.
-Escúchame, llorando no vas a solucionar nada,-le dije muy enojado- ella en estos momentos debe estar teniendo sexo con otro idiota, y tú sigues llorando por ella. Eres un triste huevon.
Cundo creí que me daría un golpe, él me beso.
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ResponderEliminarYA ENTENDI