martes, 27 de agosto de 2013

Invierno...


El invierno había invadido Lima, aquel sol que iluminaba las calles de la capital, nos había abandonado, y en reemplazo la neblina nos cubrió con su manta friolenta. La venta de cigarrillos aumento y los ciudadanos empezaron a sacar sus abrigos.

 A Nivardo le encantaba el invierno, salía temprano a fumar un cigarrillo al paradero mientras que todos los señores salían apurados a su centro de trabajo, él se reía y rogaba por no seguir esa rutina. Esperaba a su hermosa enamorada, que vivía al lado de su casa, cuando escuchaba aquel silbido, agarraba su mochila y con su novela en mano la esperaba en el paradero de autobús. Ella bajaba, hermosa como siempre, con la delicadeza de toda mujer, y su mirada ser perdía en la suya. Cuando por fin la tenía al frente, sus labios se saludaban y sus manos se encontraban, dejando que todo se cayera, ellos empezaron a volar.

 Oh, el amor. Un sentimiento que Nivardo y Maritza sentía mutuamente, quizás era un sueño que no querían despertar. Él empezó a pasar su mano entre su cintura y ella besaba su cuello lentamente, ambos estaban echado en una nube, en el cielo, el único lugar donde nadie le molestaría. Las manos de Nivardo empezaron a pasar por sus piernas, Maritza empezó a besar sus hombros. Él siempre la miraba directamente a los ojos, y ella empezó a desnudarse, sus labios se perdieron en sus cuerpos. La pasión se encendió y no dejaban de acariciarse, el jadeo aumento.

sábado, 24 de noviembre de 2012

El rechazo


El escritor estaba aún despierto, con su cigarro prendido, esperando que suene la alarma para seguir con su rutina, era un viernes del mes de Agosto. Una semana antes había terminado con su novia de la peor manera, se enteró que ella lo engaño y solo la miro le dio un beso y se fue.
Antes de sonar la alarma, le llego un mensaje de ella, pidiéndole disculpas por todo lo que había pasado. Ella le pedía que regresaran. Soltó una lagrima, apago su cigarro y fue a la ducha.
      -       Hijo, te dije que ya no fumes, cuando te vengan tus ataques de asma vas a ver cómo te vas a arrepentir de todos los cigarros que fumas.
      -       Tranquila mami, solo fue uno. Sé que estas entrando a mi cuarto y te llevas mis cigarros.
      -       No hijo, como crees. Y dime que paso con Sofía, ya no llama seguido a casa, y la verdad es que también te siento raro. ¿Todo bien con ella?

Él no quería contarle nada de lo que había pasado, quizás su madre era su única amiga, pero tampoco quería que le tenga algún rencor a Sofía.


      -       No mamá, solo que ella está trabajando y bueno ya no tiene tiempo para llamar. Además sabes que yo también algo ocupado tratando de escribir mi cuento.
      -       Si amor, pero de todas manera el cigarro no te ayuda en nada.
      -       Descuida mamá, termino ese bendito cuento, lo mando al concurso y dejo el cigarro.
      -       Mira hijo, si ser escritor significa que tienes que fumar, prefiero que sigas con tu carrera de ingeniería. Y ya ve a tu trabajo q es tarde, seguro vas a tomar colectivo, así no ahorraras nada. Y este año quiero un buen regalo para navidad – y le mostró esa sonrisa que siempre le alegra por las mañanas.

Su madre le alisto su almuerzo, le dio un beso. El escritor salió rumbo a su trabajo.

      -       Sr. Gutiérrez, ¿otra vez tarde? Esta vez tengo órdenes de no dejarle entrar a la empresa.
      -       Pero solo me he pasado 5 minutos de la hora.
      -       Han pasado 15 minutos contando con la tolerancia, lo siento pero no te puedo dejar pasar.
      -       Entonces dime  ¿qué debo hacer?
      -       Bueno, regresa a tu casa y mañana llega temprano.

Y el vigilante le cerró la puerta. El escritor prendió su cigarro y se fue al paradero de combis para regresar a su casa.

Cruzando la calle se encontró con un amigo de su instituto. Era Samuel, un chico religioso, bueno, tranquilo pero tenía un problema con las chicas, siempre se enamoraba.


       -       ¿Cesar? A los años, veo que has subido mucho de peso y aun tienes problemas con el Gillette.
       -       ¿Cómo estas, Samuel? ¿trabajas por aquí?
       -       Sí, estoy camino a mi trabajo ¿y tú?
       -       Llegue tarde, estoy regresando a mi casa.
       -       Te cuento que Carla empieza a trabajar hoy conmigo.

Carla era la ex enamorada del escritor, solo duraron poco tiempo, y ella también le fue infiel, no terminaron como amigos pero aún se saludaban.


       -       ¿Así? Qué bueno
       -       Si pues, le estoy esperando para explicarle como es el trabajo en mi empresa.
       -       Ah bueno, entonces me voy no quiero retrasarte.
       -       Si creo q será lo mejor, además estas todo desarreglado, pelucón, barbón y panzón.

El escritor se sintió incomodo, solo atino a sonreír y se despidió de su amigo.

Cuando regreso a su casa, su mamá ya se había ido a su trabajo. Se encerró en su cuarto, nuevamente prendió un cigarro y se puso a pensar en Carla. También pensó en Sofía y se preguntaba porque ambas le engañaron. Prendió su PC y empezó a ver las fotos que tenia de ellas.


Su celular empezó a sonar, el escritor se había quedado dormido y ya la noche había consumido el día, era su amigo Jeremías. Otro compañero de su instituto.


       -       Dime, Jeremías ¿qué paso?
       -       Hoy hay un concierto en el centro, que dices ¿vamos? 
       -       La verdad no estoy con ganas, además no tengo dinero.
       -       Ya no le das tiempo a tus amigos, y dime ¿aun sigues con la estúpida idea de escribir un cuento?
       -       Si, aún sigo con esa estúpida idea
       -       Oye te vas a morir de hambre, huevon. Estudia ingeniería y pide un aumento en tu trabajo. No desperdicies tu tiempo en sueños, ya no eres un adolescente.
       -       Bueno ok, seguiré tu consejo, pero también te recomiendo que dejes de tomar sino morirás de cirrosis.
       -       Tú deja de fumar huevon…

El escritor colgó el celular y lo apago. Se levantó de su cama, se puso la primera casaca que encontró, se hecho un perfume que Sofía le había regalado, y salió para un bar en Barranco. Era viernes y quería despejar algo su mente.

*************

     -       ¿Cesar? ¿Cómo estas, a los años?
     -       Hola, María. Ahí bien gracias. ¿Y tú que haces por aquí?
     -       Vine con unos amigos, te vi y entre para saludarte. Y tu ¿por qué estás solo aquí?
     -       Nada vine a tomar un trago.
     -       ¿Solo?
     -       Si, así es mejor. Uno tiene más espacio para tener mejores ideas.

El  escritor estaba algo mareado, no dejo de mirar su sonrisa.

     -       La verdad es que necesitaba salir para meditar, estoy escribiendo un cuento para un concurso que mi madre me inscribió. El premio es bueno y con eso estudiaría literatura en una buena universidad. Pero la semana pasada me entere que mi enamorada me engaño. Fui a recogerla a su instituto y me di con la sorpresa que estaba cogida de la mano con un chico, que para serte sincero es muy feo. Le llame en ese momento, ella me hablaba de lo más normal. Hasta que le pregunte si estaba sola, me dijo si, fue en ese momento que le dije q mire hacia atrás y ahí se dio cuenta de mi presencia. Le di un golpe al chico, y aun me duele la mano, le dije que todo se fue a la mierda. Ahora solo pienso en cuentos de venganza y asesinato. Así que vine a relajarme un rato. Y en eso apareces tú, y la verdad me siento muy atraído por esa hermosa sonrisa que tienes.
    -       Gracias, y de veras lo siento por lo que te hizo tu enamorado o mejor dicho tu ex enamorada.
    -       Descuida es la segunda vez q me hacen esto, lo superare rápido. Pero sabes, me he estado preguntado  ¿por qué nunca hemos salido juntos? Tu sabes, tu y yo.

En ese momento entro un joven bien arreglado, tenía las cejas casi perfectas, brillo en sus labios, tenía un peinado con su cabello parado, se notaba claramente que usaba gel, y no tenía nada de pelo en su cara.

    -       María, aquí estabas, ya vamos a entrar a la discoteca.
    -       José, te presento a Cesar, un antiguo amigo del trabajo.
    -      ¿Que tal? mucho gusto.
    -       Bueno, amigo. Ya me tengo que ir, me están esperando. Seguiremos conversando otro día. Cuídate y suerte con tu cuento.

En ese momento el escritor entendió muy bien el ¿Por qué? nunca salieron juntos. El tal José era todo lo contrario al escritor.

Pago la cuenta de lo que había consumido. Y tras el gran rechazo que sintió ese día solo le quedaba regresar a su casa e intentar escribir ese bendito cuento. El escritor tomo un taxi para su casa. Su mamá se había quedado dormida en el sofá. Trato de no hacer mucho ruido, le dio un beso en la frente y termino encerrándose en tu cuarto. Prendió su Pc, se sentó y empezó a escribir.

martes, 3 de julio de 2012

¿Nostalgia?



Y volví a ver por la ventana, y nuevamente Lima estaba gris y fría, aún estaba encerrado en esas cuatro paredes, sin dinero ni comida, solo tenía mi hervidora y cigarros. Mi vecina me miraba y se sonreía, me encantaba cuando salía por las mañanas a lavarse, y no supe si me coqueteaba o simplemente siempre tenía un mañanero.

 Encendí mi pc y nuevamente volvía a ver los mismos capítulos de los Simpsons, y reía otra vez de las estupideces de Homero, así esperaba que termine el día y poder dormir de nuevo, esperando q se termine esta pesadilla, he imaginar que vivía en un departamento y no en un cuarto donde al mismo tiempo era mi cocina, sala, comedor y biblioteca.

domingo, 20 de febrero de 2011

La Reina de Espadas...



Era el invierno del 2004, cuando en las tardes de fin de semana, acompañaba a mi madre a limpiar la casa de un ingeniero, no le pedía nada a cambio a mi madre, en ese tiempo me gustaba andar por las calles de San Isidro (ahora prefiero salir a caminar por Quilca). Mi madre sonreía a todo el mundo, mientras yo causaba miedo con mi ropa negra, peinado estilo punk, cadenas y púas en las extremidades, y con mis ojos delineados. Con aquel ingeniero me llevaba muy bien, me contaba de su época de chaquetas negras y su polo con el rostro del “Che” Guevara, y que todo lo boto cuando a los 26 años esperaría a su primer hijo, y empezó a usar camisas y corbatas.
Mi madre limpiaba la casa, escuchando a Luis Miguel, mientras que yo me quedaba en el estudio, mirando todo los libros, eran realmente interesantes, tenia autores que nunca había escuchado, me daba mucho temor coger esos libros, realmente nunca pude leer uno de ellos. Aquel día el ingeniero se quedo mirándome, el tenia prendido un cigarrillo y en su mano un vaso de whisky con mucho hielo, me pregunto: ¿Por qué te vistes así?, lo mire y le dije que así me siento cómodo. Entonces él se rio, “Como te vas a sentir cómodo así, con tantas cosas colgándote en el cuerpo”. No me pareció tan gracioso, simplemente le dije: “Este es el estilo de vida que me gusta”, y me fui con mi madre, de ahí en adelante no volví a acompañar a mi madre a esa casa.
Luego un día llega mi madre de trabajar y me entrega un libro, “El mundo es ancho y ajeno” de Ciro Alegría. No entendía porque me abría regalado este libro.
- Dejo algo escrito, revisa el libro – me dijo mi madre, con esa sonrisa que no puedes negarle nada.
Decía: “Lee por gusto”.

*****

- Dime la verdad, ¿estás saliendo con Melissa? – me pregunto Diego, un amigo de colegio, no estábamos en la misma aula, pero el rock nos junto (luego tuve una historia aparte con él).
- Si. ¿Qué te sorprende?
- No te das cuenta, ella es una pendeja.
- No hables así, me incomoda.
- ¡Pero entiende, ella no es como nosotros! – lo decía con mucha cólera.
- Eso es mejor, polos opuestos se atraen, ¿o no?
Diego sonreía, y seguía diciéndome que era un error que yo saliera con Melissa, realmente ella me gustaba mucho, y creo que ella también sentía lo mismo. Estábamos en el malecón de chorrillos, sentados, esperando que llegue un Tsunami y mate a toda la gente ordinaria (en ese tiempo me creía Cristo, y Dios era Kurt Cobain, vocalista de Nirvana). Terminamos la conversa e iríamos a barranco, a encontrarnos con algunos amigos.
En el camino, para la municipalidad de Barranco (el punto de encuentro de los renegados), me di cuenta que Melissa estaba con un chico, no sabía qué hacer, Diego se dio cuenta.
- Que te dije. Melissa termino siendo tremenda pendeja. –lo decía con mucha soberbia, al final tenía razón.
Melissa no se dio cuenta que la estábamos mirando, pues empezó a besarse con ese pata, en eso Diego fue hacia ella, y le escupió. Ella se dio cuenta de mi presencia y miro al suelo, mientras que Diego la insultaba, “Ya estas marcada, perra”, su acompañante intento defenderlo, pero cuando Diego lo encaro, él pata sintió algo de miedo (Diego era algo más metal, y su estilo de vestir causaba un poco de temor).
- Discúlpame, Oscar. – me dijo Melissa.
Le sonreí, y seguí por mi camino, Diego me miraba mientras caminaba, sabía que ya no iría a Barranco.


******

Estaba en mi cuarto, escuchando algo de The Cure. Mirando el techo desde mi cama, mi madre se había ido, así que podía poner todo el estéreo al máximo volumen, ya había pasado tres semana desde que no volví a conversar con Melissa, después de aquel día, no tenía ninguna iniciativa de conversar con ella, solo quería estar un tiempo en mi cuarto. Creo que no tuve ningún momento de placer con ella, pues lo único que hacíamos era conversar, tampoco no era tan atento.
- Mierda, aun no puedo sacar esa imagen de mi mente.- me decía a mí mismo, maldiciendo mi memoria fotográfica.
En eso tocan la puerta (creo que estaba buen rato tocando, la música estaba con un volumen muy alto, y no estaba atento que alguien viniera). Cuando salgo a ver quien tocaba, me di cuenta que era Tatiana, una amiga de infancia, y la verdad que hace tiempo que no la veía.
- ¿Oscar?- creo que dudaba que era yo.
- Si soy Oscar, ¿Cómo estas Tatiana?
- No lo puedo creer, ¡Estas flaco! – y me dio un fuerte abrazo, además me di cuenta que tenía dos buenas amigas.
- Si pues, creo que me llego la pubertad. – ella sonreía.
- Ya veo, y no tienes granos. Eso quiere decir que estas al día.
Empezó a jugar con sus cejas, mientras que mi amiguito quería despertar. Le invite a pasar, la gente era demasiado chismosa. Empezamos a conversar mucho, era como tres años que no nos veíamos, parecía que era una chica gótica, estaba de negro y con sus ojos delineados. Y de repente ella empezó a acercarse más, y puso su mano en mi pierna.
- ¿Me tienes miedo?
- No, no hay razón para tenerte miedo.
- Entonces porque me miras así. – y empezó a acariciar mi pierna.
- La verdad, es que me estas excitando. Estamos los dos solos en mi casa y solo me imagino teniendo sexo contigo en estos momentos.- odiaba ser tan sincero.
- Bueno, entonces vamos a tu cuarto, y enséñame lo que estabas pensando. –amo a las góticas.
Entramos a mi cuarto, ella empezó a besarme. Delicadamente pasaba mi mano por su cuerpo. Ella besaba mi cuello, ya estaba excitado, ya quería echarme en la cama. En eso ella me pide que ponga música de reggaetón. En eso ella se voltea y empieza a moverse. Me quede inmóvil.
- Tatiana, será mejor que te retires.- le dije con mucha cólera.
- No quieres calentarte más.
- Me refiero a que te vayas de mi casa.
- ¿Qué tienes?
- Dime la verdad, ¿Diego te mando?
Se quedo en silencio, y dejo de moverse.
- Vete a la mierda, y no vuelvas a venir.
Ella se cambio y se fue. Después de un rato sonó el teléfono, era Diego.
- Oe, Oscar. Puedo ir a tu casa.
- Oye pendejo de mierda. Porque carajo mandas a Tatiana para que venga a tener sexo conmigo.
- No jodas, ¿te la tiraste?
- No carajo, quería que baile esa mierda de reggaetón.
Diego empezó a reírse a morir.
- Y cuál es el problema. – me dijo Diego algo más calmado.
- Que no me gusta esa mierda.
- Pero dime, a Melissa le gusta esa mierda. Que ibas hacer si ella te hubiera pedido lo mismo. ¿La dejarías de tirar?
- Carajo, no hables así. Ni mucho menos la menciones. Ven te espero en mi casa.
Cuando vi a Diego, lo note diferente, estaba algo más serio. Parecía que algo grave había pasado.
- Oscar, ha pasado algo raro en barranco. – lo dijo con un tono de mucha preocupación.
- No me importa. Estoy molesto contigo por lo de Tatiana.
- Escúchame carajo, esto es importante. – Estaba realmente molesto- Esa tarde que fui a barranco, encontré a unos chicos con una forma de vestirse muy rara.
- Así, más raro que nosotros.
- Si. Creo que los emos llegaron al Perú. Carajo, toda es por culpa de Panda.
- Oye no exageres, déjalos. ¿Cuál es el problema?
- ¡Que la gente puede pensar que somos como ellos!

viernes, 19 de noviembre de 2010

"En el ombligo de la luna..."



Era difícil imaginar mi vida sin sexo, imaginar un mundo donde todo era senos y traseros; fue cambiado por computadoras, libros y responsabilidades. Tenía que tranquilizarme, tenía que ahora lidiar con mujeres, sin pensar en sexo, mi sex boody se había casado, y yo quede en la nada. Ella me dijo: “Joaquín debes de controlarte, el sexo no es todo. Tienes que conocer a mujeres, enamorarte y tener hijos. Yo ya encontré a un hombre que amo, y no pienso perderlo”. En ese momento lo único que pude decir fue: “Bueno está bien, pero no quieres hacerlo por última vez”. Ella sonrió, me dio una cachetada y salió de la habitación de hotel.
Estuve intentando salir con más mujeres, intente enamorarme, pero solo conseguía perder gusto por las mujeres. Escuchar frases como: “Mira que gorda esta Jimena”, “Porque usas esa ropa, pareces un señor”, “Podemos llevar a mi amiga, es que esta depre porque termino con su enamorado (en ese momento conocí toda la vida del enamorado malo)”, etc.…
Busque la manera de llevarme bien con las mujeres, pero me di cuenta que tendría que actuar como un idiota, me había acostumbrado tanto a mi sex boody, que me había olvidado cómo tratar a un mujer. Creí que ya era mi fin, quizás ahora me gustarían los hombres y perdí totalmente el gusto a las mujeres. Bueno todas esas dudas termino, cuando me encontré con ella…

Me encontraba en una cabina de internet, mirando pornografía gratuita, pero no me di cuenta que a mi lado había una mujer.
- ¡Qué asco! – me dijo aquella chica con mucha repugnancia.
- Si gustas me haces el favor para dejar de ver estos videos – le sonreí, y nuevamente termine con mi rostro adolorido.
- ¡Maldito imbécil!
Y ella se fue alejando, y termine nuevamente solo, entonces una chica se acerco y me dio un papel, no pude verla, me quede concentrado viendo el video. El papel decía: “Si quieres que te haga el “favor”, te espero en el parque municipal de barranco, hoy a las 11:45. Se puntual sino me voy…no me busques, pues yo te voy a encontrar.”
No lo dude dos veces, y ese día estuve en el parque municipal a las 10:40, esperando que alguien se acerque, y me diga: “Hoy te hago el favor”. Prendí un cigarro en mis 5 minutos más largos de mi vida. Me puse a imaginar a esa chica, preguntándome si era hermosa o fea, si el “favor” que ella me quería dar era el “favor” que yo tenía en mis pensamientos. En ese momento alguien me toco mi espalda.
- Hola que tal
- Hola… bien gracias.
- Me doy cuenta que eres muy puntual.
- Quizás será porque quería conocerte.

Realmente era hermosa, su cabello brillaba, unos hermosos ojos pardos, y una sonrisa que deslumbraba la ambrosia de los dioses. Ella me hablaba, pero yo no sabía reaccionar, no sabía cómo tratar a una mujer, pero me di cuenta que no pensaba en sexo en ese momento.
- Bueno, ya q no dices nada. Déjame presentarme, me llamo Cielo
- Yo me llamo Joaquín. Mucho gusto – tenía que sentir el calor de su cuerpo, y le bese su mejilla como saludo.
- Caminemos por el parque, y pensemos a donde ir ahora.
- Bueno aquí hay muchos bares y discotecas, ¿A cuál te gustaría ir?
- Vamos a una discoteca, quiero bailar.
- Está bien, pero déjame decirte que no soy buen bailarín.
Estuvimos conversando mientras tomábamos un par de cervezas, aun desde que entramos a la discoteca no habíamos bailado y yo no había encendido ni un solo cigarrillo. Estuvimos conversando sobre música, me sorprendió mucho de sus gustos. Ella escuchaba grupos como The Strokes, Porter, Artic Monkeys, Muse, bandas que también eran mis favoritas. La estuvimos pasando bien.
- Bueno Joaquín, creo que esta señorita desea bailar.
- Oh, entiendo – estaba muy nervioso, realmente no sabía bailar, menos una salsa.
- Ven, vamos a la pista de baile – tomo mi mano, y fuimos la primera pareja en la pista de baile.
No recuerdo cuantas veces abre pisado sus pies, yo me encontraba rojo de la vergüenza, pero ella simplemente me sonreía, se estaba divirtiendo mucho. Me dijo que ahora yo escoja a donde ir, pues ya le empezó a doler los pies (creo que fue por las pisadas de pies q le di). En ese momento no se me ocurrió llevarla a un hotel y tener sexo; en ese momento se me ocurrió ir a un bar a escuchar música y seguir conversando. Pague la cuenta, y fuimos a buscar un bar con buena música. Estaba La Noche de Barranco, pero realmente mi presupuesto no me alcanzaba para ese bar.
- Nuevamente sígueme – volvió a coger mi mano y me llamo a un bar llamado Keko Bar.
- Estas segura que quieres aquí.
- Sí, me encanta este sitio, siempre se presentan bandas independientes.
- Está bien, me dejare llevar por tus gustos – ella me sonrió.
Esta vez pedimos un vino, las bandas no estaban mal, algunas eran screamo, y la verdad detesto ese género. Esta vez el tema de conversación fueron los libros. No recuerdo bien los títulos que ella me decía, la verdad nunca los había oído, pero sonaban interesantes. Cambiamos de tema, y ahora era sobre los estudios.
- ¿a qué te dedicas? – me pregunto ella.
- Bueno soy asistente de un ingeniero, aun no termino mi carrera, la deje porque no me gustaba.
- ¿no la terminaste? ¿Por qué?
- Porque no me gustaba, ahora me dedico a trabajar con lo que aprendí, y en las noches solo intento hacer música, escribir y dibujar.
- Ya veo, y que piensas hacer más adelante.
- Quiero un negocio, un café bar, creo que soy bien bohemio. –ella empezó a reírse.
- Ya veo, espero que cumplas tus metas.
En ese momento creí en el amor a primera vista, quería besarla y decirle que se casara conmigo. No entendía que era esto que sentía. Ella me miro, sonrió y me dijo:
- Bueno ya me tengo que ir, sino se preocuparan en mi casa.
- Espero que te hayas divertido, yo la pase de maravilla.
- Yo también la pase bien, gracias por todo.
- Solo espero que no sea la última vez que nos veamos
- Prometo que no será la última vez, - en eso se acerco y me dijo dulcemente- pero prométeme algo, ¿Qué aun no te vas a enamorar de mi?
En ese momento me hundí en la tierra, me quede sorprendido por lo que dijo, acaso era obvio que estaba enamorado de ella, tan solo con conocerla una noche o ella tendría el ego muy alto.
- Hoy te hice el favor – me dijo ella sonriendo- , te enseñe como tratar a una mujer.
- Oh, gracias – me había olvidado del “favor”.- déjame acompañarte a tu casa.
- No, gracias. Puedo llegar sola.
- ¿Por dónde vives?
- En el ombligo de la luna – en ese momento me quede en la nada - , pero descuida, un día te invitare a mi casa.


Ella se acerco a mí, y me dio un beso en mis labios. Me quede paralizado, no pude reaccionar, ella se dirigía hacia los arboles, y se perdió entre la neblina y la luz de la luna. Yo regrese al bar, saque mi libreta negra, y empecé a escribir.

sábado, 2 de octubre de 2010

Mi dulce venganza...2.Hacker


Sebastián tenía los brazos fríos, temblaba mucho, había subido al balcón de su departamento, se había quitado su polo, y empezó a fumar, él había dejado de fumar desde que empezó con Julieta. Pero nunca creyó que ella lo traicionaría.

“Porque a mí, yo no merecía esto…pero me las va a pagar, ella debe sentir lo que siento, y poco a poco deseara la muerte.”

Sebastián tenía ahora una mirada maquiavélica, ahora todo su cuerpo estaba frio. Volvió a ver las fotos, trataba de recordar el rostro del chico, pensaba si lo había visto alguna vez, más su memoria no le ayudo.

Cogió su celular y llamo a Eliseo, un amigo de su época de anarquista, Eliseo se había vuelto un experimentado hacker a la vez también el más buscado, pero ambos tenían un secreto (un secreto que nunca será escrito). Su plan de Sebas era hackear el correo de Julieta para buscar entre sus contactos al chico de las fotos, esto quizás iba a durarle mucho tiempo.

- Eliseo, que tal.
- Hola camarada, años q no se de ti.
- Si pues tu sabes que el sistema me domino –ambos empezaron a reírse.
- No me hagas acordar nomas. Que paso, en que problemas te has metido ahora.
- No nada, todo tranquilo, necesito de tus servicios.

La conversación se puso seria, Sebas le contaba con detalles sus planes, Eliseo escuchaba muy atento, parece que a él también le gusto el plan, aunque para Eliseo todo le seria sencillo. Sebas tendría que ir al cubil de Eliseo, solo le pidió a cambio total discreción y una cajetilla de cigarrillos.

Cuando ambos se encontraron, se abrazaron, un abrazo que duro un siglo, un abrazo de camaradas, un abrazo de hermanos. Sebas le conto toda la historia, y lo destrozada que se encontraba, Eliseo lo tomo todo con seriedad, y estaba dispuesto a ayudar a su hermano.

- Dame su foto, tengo un buscador de personas, solo necesito su foto – le dijo Eliseo con una seguridad, parecía una agente de la CIA.
- ¿Estás seguro?
- Dudas de mi camarada.

Empezaron a fumar y a tomar, su buscador de Eliseo era útil, aunque había muchos chicos idénticos al de la foto, empezó a descartar uno por uno por la nacionalidad y su domicilio actualmente. Abran pasado como dos horas y al fin lograron encontrarlo:

- ¡Bingo! – lo dijo con mucha alegría Eliseo, y empezó a fumar su último cigarrillo – El hijo de puta se llama…Julio Cesar Bustamante Meza.
- Nombre de emperador todavía, mierda me cago. ¿Estás seguro que es él?
- Si, dice que actualmente su pareja es Julieta.
- Puta, me das miedo. Solo te falta ser inmortal y ya serias dios.
- Nada hermano, su trabajo de él es más difícil.

Sebas se despidió de Eliseo, quedaron en verse más seguido, pero esta vez Sebastián le dio un abrazo como si fuera el último. Cuando salió del cubil de Eliseo, llamo a Julieta y quedaron en encontrarse en un café de Barranco, ella le dijo q no podía, pero apenas Sebas le dijo que le tenía una sorpresa, ella acepto con gusto. Todo iba perfecto, solo faltaba llamar al “emperador”.

domingo, 26 de septiembre de 2010


Sebastián había salido a buscar a su amada, él era un joven soñador con una vida perfecta. Era buen mozo y vivía con muchas comodidades, su amor se llamaba Julieta, la chica más bella de la facultad, él se encontraba en pleno éxtasis del amor, y aun siendo joven, pensaba en la boda con su amada.

- Hola amor, estoy en un café de Miraflores. Él café donde termine diciéndote q te amo,- empezó a sonreír, se sentía orgulloso por sus sentimientos.- si puedes vienes, de ahí pasamos al cine. Cuídate saludos a mi suegrita.

Julieta era una chica muy popular en la Facultad, muchos chicos se encontraban atrás de ella, pero ella dedicaba la mayor parte de su tiempo a sus estudios. No salía a fiestas, además de ser fría, tenía 5 meses como enamorada de Sebastián, pero se les veía muy poco junto.

- Hola Sebas, bueno no creo que pueda ir, esta semana empiezan mis exámenes, más bien si puedes vienes a mi casa para que estudiemos juntos.

Sebastián ya estaba camino a casa de Julieta, recibió su mensaje, y salió volando a los olivos para ayudar a su amada. El viaje era de hora y media, pero no le importaba el tiempo, pues valía la pena. Cuando llego a su casa, ella le esperaba con un hermoso vestido verde, se encontraba bella y regalaba al sol una hermosa sonrisa.

- Hola Sebas, - le saludo dándole un beso en la mejilla-, que rápido eres.
- ¿Como estas? – Sebas parecía un perro obediente y fiel – bueno llegue rápido porque vine en colectivo.
- Vamos a mi cuarto, quiero que me ayudes en matemática
- Claro no hay problema.

Entraron a la casa, no había nadie, era un silencio total. Subieron al segundo piso, rumbo al cuarto de Julieta, Sebas intentaba coger su mano, pero ella le negaba. Aun no había recibido el beso que tanto esperaba por el viaje de media hora q había recorrido.

“Amor, cuantos caminos hasta llegar a un beso,
Que soledad errante hasta tu compañía,
Siguen los trenes solos rodando por las lluvias…”


Luego de estudiar por dos horas, decidieron dar un break, ella salió a comprar algo para comer, mientras que Sebas repasaba algunos libros. En ese momento sebas tuvo curiosidad por revisar la PC de Julieta, introdujo su memoria USB, con el fin de poder llevarse fotos. Buscando en las carpetas de la PC, encontró una con el título de “Mi amorcito”, el empezaba a preguntarse: ¿Cuándo fue q nos tomamos fotos? En estos cinco meses de relación, no tenemos ninguna foto. Hace clic para ver la carpeta, y encuentra fotos de ella con otro chico, besándose…posando para la cámara. Las fotos eran recién tomadas, la fecha lo indicaba, Sebastián…

“En ese momento el cielo se derrumbo, y la tierra abrió una gran agujero, todo lo bueno empezó a perderse en aquel agujero sin fin, el amor se fue, y no pudo salvarlo. La vida de nuestro joven soñador, se había perdido en un mundo paralelo a este, termino perdiendo la razón.”

La mirada de Sebastián cambio, apretaba muy fuerte sus puños, y de sus ojos cayo una lagrima, se tapo el rostro con sus manos, volvió a ver las fotos y en silencio empezó a copiar todas las fotos. Apago la PC, y salió del cuarto, empezó a bajar por las escaleras, en eso se encuentra con Julieta, ella le sonríe, el toca su hombro y le dice: Julieta, tengo que irme, acabo de enterarme que alguien ha muerto, y no me siento muy bien.

Lleva sus manos hacia el rostro de su amada, y le da un beso en las mejillas, y empezó a descender las escaleras. Julieta no dijo nada, se quedo fría. Aquel beso, fue un beso de judas. Cuando ella dio la vuelta para ver a Sebastián, él ya se había perdido en la lluvia, una lluvia que oculto al sol, una lluvia que quito la sonrisa de Julieta, ella aun no sabía quien había muerto…o quien iba a morir.