El escritor estaba aún despierto, con su cigarro prendido,
esperando que suene la alarma para seguir con su rutina, era un viernes del mes
de Agosto. Una semana antes había terminado con su novia de la peor manera, se enteró
que ella lo engaño y solo la miro le dio un beso y se fue.
Antes de sonar la alarma, le llego un mensaje de ella, pidiéndole
disculpas por todo lo que había pasado. Ella le pedía que regresaran. Soltó una
lagrima, apago su cigarro y fue a la ducha.
- Hijo, te dije que ya no fumes, cuando te vengan
tus ataques de asma vas a ver cómo te vas a arrepentir de todos los cigarros que
fumas.
-
Tranquila mami, solo fue uno. Sé que estas
entrando a mi cuarto y te llevas mis cigarros.
-
No hijo, como crees. Y dime que paso con Sofía,
ya no llama seguido a casa, y la verdad es que también te siento raro. ¿Todo
bien con ella?
Él no quería contarle nada de lo que había pasado, quizás su
madre era su única amiga, pero tampoco quería que le tenga algún rencor a Sofía.
-
No mamá, solo que ella está trabajando y bueno
ya no tiene tiempo para llamar. Además sabes que yo también algo ocupado
tratando de escribir mi cuento.
-
Si amor, pero de todas manera el cigarro no te
ayuda en nada.
-
Descuida mamá, termino ese bendito cuento, lo
mando al concurso y dejo el cigarro.
-
Mira hijo, si ser escritor significa que tienes
que fumar, prefiero que sigas con tu carrera de ingeniería. Y ya ve a tu trabajo
q es tarde, seguro vas a tomar colectivo, así no ahorraras nada. Y este año
quiero un buen regalo para navidad – y le mostró esa sonrisa que siempre le
alegra por las mañanas.
Su madre le alisto su almuerzo, le dio un beso. El escritor salió
rumbo a su trabajo.
-
Sr. Gutiérrez, ¿otra vez tarde? Esta vez tengo órdenes
de no dejarle entrar a la empresa.
-
Pero solo me he pasado 5 minutos de la hora.
-
Han pasado 15 minutos contando con la tolerancia, lo
siento pero no te puedo dejar pasar.
-
Entonces dime ¿qué debo hacer?
-
Bueno, regresa a tu casa y mañana llega
temprano.
Y el vigilante le cerró la puerta. El escritor prendió su
cigarro y se fue al paradero de combis para regresar a su casa.
Cruzando la calle se encontró con un amigo de su instituto. Era
Samuel, un chico religioso, bueno, tranquilo pero tenía un problema con las
chicas, siempre se enamoraba.
-
¿Cesar? A los años, veo que has subido mucho de
peso y aun tienes problemas con el Gillette.
-
¿Cómo estas, Samuel? ¿trabajas por aquí?
-
Sí, estoy camino a mi trabajo ¿y tú?
-
Llegue tarde, estoy regresando a mi casa.
-
Te cuento que Carla empieza a trabajar hoy
conmigo.
Carla era la ex enamorada del escritor, solo duraron poco
tiempo, y ella también le fue infiel, no terminaron como amigos pero aún se
saludaban.
-
¿Así? Qué bueno
-
Si pues, le estoy esperando para explicarle como
es el trabajo en mi empresa.
-
Ah bueno, entonces me voy no quiero retrasarte.
-
Si creo q será lo mejor, además estas todo
desarreglado, pelucón, barbón y panzón.
El escritor se sintió incomodo, solo atino a sonreír y se despidió
de su amigo.
Cuando regreso a su casa, su mamá ya se había ido a su
trabajo. Se encerró en su cuarto, nuevamente prendió un cigarro y se puso a
pensar en Carla. También pensó en Sofía y se preguntaba porque ambas le
engañaron. Prendió su PC y empezó a ver las fotos que tenia de ellas.
Su celular empezó a sonar, el escritor se había quedado
dormido y ya la noche había consumido el día, era su amigo Jeremías. Otro compañero
de su instituto.
-
Dime, Jeremías ¿qué paso?
-
Hoy hay un concierto en el centro, que dices ¿vamos?
-
La verdad no estoy con ganas, además no tengo
dinero.
-
Ya no le das tiempo a tus amigos, y dime ¿aun
sigues con la estúpida idea de escribir un cuento?
-
Si, aún sigo con esa estúpida idea
-
Oye te vas a morir de hambre, huevon. Estudia ingeniería
y pide un aumento en tu trabajo. No desperdicies tu tiempo en sueños, ya no
eres un adolescente.
-
Bueno ok, seguiré tu consejo, pero también te recomiendo
que dejes de tomar sino morirás de cirrosis.
-
Tú deja de fumar huevon…
El escritor colgó el celular y lo apago. Se levantó de su
cama, se puso la primera casaca que encontró, se hecho un perfume que Sofía le había
regalado, y salió para un bar en Barranco. Era viernes y quería despejar algo
su mente.
-
La verdad es que necesitaba salir para meditar,
estoy escribiendo un cuento para un concurso que mi madre me inscribió. El
premio es bueno y con eso estudiaría literatura en una buena universidad. Pero
la semana pasada me entere que mi enamorada me engaño. Fui a recogerla a su
instituto y me di con la sorpresa que estaba cogida de la mano con un chico,
que para serte sincero es muy feo. Le llame en ese momento, ella me hablaba de
lo más normal. Hasta que le pregunte si estaba sola, me dijo si, fue en ese momento
que le dije q mire hacia atrás y ahí se dio cuenta de mi presencia. Le di un
golpe al chico, y aun me duele la mano, le dije que todo se fue a la mierda. Ahora
solo pienso en cuentos de venganza y asesinato. Así que vine a relajarme un
rato. Y en eso apareces tú, y la verdad me siento muy atraído por esa hermosa
sonrisa que tienes.
*************
-
¿Cesar? ¿Cómo estas, a los años?
-
Hola, María. Ahí bien gracias. ¿Y tú que haces
por aquí?
-
Vine con unos amigos, te vi y entre para
saludarte. Y tu ¿por qué estás solo aquí?
-
Nada vine a tomar un trago.
-
¿Solo?
-
Si, así es mejor. Uno tiene más espacio para
tener mejores ideas.
El escritor estaba
algo mareado, no dejo de mirar su sonrisa.

-
Gracias, y de veras lo siento por lo que te hizo
tu enamorado o mejor dicho tu ex enamorada.
-
Descuida es la segunda vez q me hacen esto, lo
superare rápido. Pero sabes, me he estado preguntado ¿por qué nunca hemos salido juntos? Tu sabes,
tu y yo.
En ese momento entro un joven bien arreglado, tenía las
cejas casi perfectas, brillo en sus labios, tenía un peinado con su cabello
parado, se notaba claramente que usaba gel, y no tenía nada de pelo en su cara.
-
María, aquí estabas, ya vamos a entrar a la
discoteca.
-
José, te presento a Cesar, un antiguo amigo del
trabajo.
- ¿Que tal? mucho gusto.
-
Bueno, amigo. Ya me tengo que ir, me están esperando.
Seguiremos conversando otro día. Cuídate y suerte con tu cuento.
En ese momento el escritor entendió muy bien el ¿Por qué?
nunca salieron juntos. El tal José era todo lo contrario al escritor.
Pago la cuenta de lo que había consumido. Y tras el gran
rechazo que sintió ese día solo le quedaba regresar a su casa e intentar
escribir ese bendito cuento. El escritor tomo un taxi para su casa. Su mamá se había
quedado dormida en el sofá. Trato de no hacer mucho ruido, le dio un beso en la
frente y termino encerrándose en tu cuarto. Prendió su Pc, se sentó y empezó a
escribir.